Mi propósito fue documentar la vida de la tradición centenaria de las mujeres que entran en la vida de clausura dedicadas por completo a las actividades espirituales y que están casi separadas del mundo exterior. Esta vieja vida monástica católica persiste, aunque apenas, en el siglo XXI. Este cuerpo de trabajo muestra órdenes religiosas antiguas aún supervivientes y que pueden estar desapareciendo gradualmente de la corriente principal de la vida católica.
Crecí en la ciudad de Puebla, la segunda ciudad más importante de México en términos del número de monasterios católicos construidos durante la época colonial. En la actualidad, todavía podemos encontrar 11 monasterios católicos donde residen las mujeres enclaustradas. La mayoría de estos fueron fundados hace 400 años. Me sorprendió descubrir que todavía están activos.
¿Cuáles son las razones que motivan a las mujeres a unirse al monasterio en el siglo XXI? ¿Son razones espirituales, teóricas o sociales, o se debe a problemas personales? ¿Qué las hace negar su feminidad, vanidad y sexualidad?
Este es un tema relativamente inexplorado. Las monjas están rodeadas de muchos prejuicios y nuestra sociedad casi las ignora. Mi interés fue acercarme, investigar y explorar su vida con mi cámara. Comprender visualmente lo que las hizo renunciar a este mundo para llevar una vida inspirada por la idea de ser los Siervas del Señor.
Exploré estas preguntas mientras hacía mi trabajo. Viví con ellas durante algunos períodos de tiempo y he investigué las razones por las que las siguen siendo atraídas a un convento. El primer paso fue ganarme la confianza de las monjas para que pudieran dejarme entrar. Aunque recibí una carta del Arzobispo de Puebla, me negaron el acceso ya que me dijeron que ellas tienen sus propias reglas y constituciones y que no se tomarán fotos adentro. Romper esa barrera llevó meses, debido a mi persistencia y perseverancia, finalmente logré el acceso y me han permitido tomar fotos en los conventos de las Agustinas Recoletas, Brigidas, Capuchinas, Carmelitas Descalzas, Clarisas, Concepcionistas, Madres de la Cruz y Dominicas. Mi trabajo se basó en el calendario de sus celebraciones católicas. Al haber vivido periódicamente con ellas, me pude acercar un poco, fotografiarlas y entrevistarlas. Poco a poco, han confiado en mí, en un diálogo de mujer a mujer y así he podido comprender el espiritualismo al que están dedicadas.