En los últimos 15 años la población Musulmana en México ha triplicado: en el 2000 se reportaban 1.500 devotos en todo el país; en el 2010, 3.700 (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). Ahora, según la antropóloga Camila Pastor de María y Campo, se estiman 5.600 musulmanes en México.
OASIS es el primer proyecto desarrollado adentro de mi investigación fotográfica a largo plazo sobre los procesos de conversión de los mexicanos. El Ramadán es el noveno mes del calendario musulmán, mes de purificación física y espiritual en el que los musulmanes no comen, no toman agua y no tienen relaciones sexuales desde el alba hasta que se pone el sol. Desde el 18 de junio hasta el 16 de julio 2015, estuve todas las noches en una de la dos mezquitas Suni en la CDMX al comienzo de la oración de Magreb, cuando se puede romper el ayuno. Por ser mujer, viví la mayoría del tiempo con las hermanas musulmanas. El 17 de julio fui al Eid Al-Fitr, la fiesta de final de Ramadán, donde mujeres y hombres se juntan a comer, se visten con la ropa más bella y hacen regalos a los niños.
Me acerqué a la comunidad en el mes de mayo 2015, sin cámara. Me llamaba la atención el contraste entre las enseñanzas de paz del Corán y la idea general que hay en gran parte de Occidente sobre los musulmanes. Decidí ayunar, ponerme el hijab y vivir una temporada con las hermanas de la ciudad para entender los procesos de conversión, pensando que al documentar la presencia de mujeres mexicanas conversas en un país con tan fuerte fe católica, podía ofrecer otro punto de vista sobre el Islam. La cuestión de la integración entre comunidades ha sido siempre de crucial interés para mí, mi trabajo documental se enfoca en la lucha identitaria como acto de autodeternación. El Islam en México, implementando una política de hermandad, se ha convertido en una alternativa para muchos, sobre todo jóvenes y mujeres, que buscan respuestas a las inquietudes espirituales. El ensayo fotográfico quiere transmitir la serenidad de las islamistas mexicanas, mujeres independientes que demuestran con su actitud que la conversión al Islam fue un acto volitivo y que construyen sus oasis de tolerancia, lejos del fanatismo religioso.