La fragilidad es parte de la naturaleza humana, sin embargo, la obsesión actual por la competencia, la seguridad, la fortaleza, así como el temor de ser lastimados, nos lleva con frecuencia a eludirla. Confesarse vulnerable o débil es una especie de derrota.
Con esta serie fotográfica abordo el tema de la vulnerabilidad, que si bien es inherente a la naturaleza humana, estamos obligados a controlarla, aminorarla e incluso hacer todo lo posible por ocultarla. Utilizo la casa como concepto, ya que puede funcionar en dos sentidos: como refugio y como prisión. Lo cual sucede de manera similar con la búsqueda de seguridad, ya que en tanto que nos protege, también nos puede conducir a un encierro (tanto físico como mental y emocional) del que luego es muy difícil escapar.
Este proyecto está inspirado en El libro de la almohada de la escritora japonesa del siglo X, Sei Shônagon. En él, la autora narra su vida en la corte a partir de la contemplación y el recuento de los objetos que la rodean.